Y otra vez había ahí, n´el Sotuelo, n´un pueblo que se chama Soutelo, decían que andaba un´a loba, un´a loba muy...que comía mucha gente. E secaban as castañas no souto, así non..., por ejempro eiquí no souto das castañas, allí tiñan un´a casa para secalas porque s´ía lejos pa traelas. Todos os días iban a facer–lle lumi e a cada un q´ iba non volvía, non volvía mas. Digo, vai, pois ahora, veu un mozo do Servicio e dixo: –Vou eu, vou eu a ver qué pasa. Fizo un´a buena lumarada de lume y agarrou e subiu y escondiu–se n´una tercia..., escondiu–se n´una tercia y chegou a loba, quitou a piel, y a pousó así na escaleira que había pa subir p´arriba pa o locido, quitou y pousó alí e o mozo fue baxar... y ela puso–se a peinarse, que tiña un pelo muy bonito, muy bonito. O home que baixa despacio, despacio, despacio, bota–lle as maos así, ós brazos e ás pernas a las pernas dela, e con un pié empulla a piel no lume, e ter mao d´ela, e ter mao d´ela, e ter mao d´ela hasta que le queimou a piel bien, bien, bien...dixo: –Ben deitache, que se non o mas grande pedazo de ti había ser un´a orella. Despois me parece que se casou con ela, eu no sein, non´taba allí...
Servicio = servicio militar
Tercia = viga de madera
Lucido = desván
Ter mao dela = agarrarla con las manos
Ben deitache = Bien te echaste, tumbaste
En todas las culturas antiguas dentro de sus mitos y leyendas aparecen constantes referencias a personajes mitad hombre y mitad animal convertidos en híbridos monstruosos por castigo divino como en el mundo clásico donde aparece el fauno y el sátiro (hombre–cabra), el centauro (hombre–caballo) o el minotauro (hombre–toro) junto a la sirena (mujer–pez y mujer–pájaro). En la mayor parte de los casos fue el miedo y respeto a aquel animal salvaje que en tiempos, era más poderoso y sanguinario que el propio hombre, más veloz, fuerte y capaz. El hombre tiende a imitar de alguna manera estas virtudes y apropiarse de ellas tomando el aspecto de estos seres, vistiendo sus pieles o poniéndose sus cornamentas como ya indicábamos líneas arriba. Así en las tradiciones africanas es muy corriente encontrar relatos de hombres–cocodrilo, hombres–león del mismo modo que aparecen en América Latina los hombres–jaguar y en la India los hombres–pantera. En nuestra tradición actual pervive la leyenda del hombre–lobo, que en la culturas centro–europeas y balcánicas, inglesas o italianas ha corrido por montes y valles hasta la actualidad. Es el foco norteño, donde se han conservado mayor números relatos y cuentos de personajes, donde destaca el lobis–home gallego.